martes, 28 de abril de 2009

Camila Ramírez


Camila Ramírez

“Doce vagabundos sobre el centro de Santiago”

Gasa, suciedad humana.
1,60 x 1,50 cms.


Son diversas las formas en que el cuerpo deja un registro de su existencia, de su funcionalidad. Este rastro, la huella, la identidad, el dramatismo del abandono, son las problemáticas que intenta abordar “Doce vagabundos sobre la ciudad de Santiago”. Son doce indigentes encontrados a lo largo de un recorrido por el centro de Santiago los que acceden a estampar su rostro sobre un paño de gasa de 40 x 50 cms. El sudor, la mugre, el aceite corporal son los pigmentos que tiñen estos paños dejando una huella de la vida en la calle, de los días de subsistencia llenos de olvido e incertidumbre. Estos palos son la identidad de los N.N., son los rasgos físicos de sus rostros que les pertenecen y los definen como individuos, con sus propias vida llenas de marcas y cruces. Al igual que la leyenda bíblica, donde Verónica, una piadosa mujer, lleva un paño a Jesús mientras cargaba su cruz de madera camino a su muerte, este paño milagrosamente guarda el rostro de Jesús dando cuenta de su existencia. Esta cita bíblica busca construir un imaginario paralelo de símbolos y signos entre vida, vestigio, huella, identidad y la cruz de sacrificios que estampan estos paños.

A partir del medio y el gesto del estampado de rostros sobre género, donde el referente tiene pleno contacto con el soporte, existe un concepto de index, donde el cuerpo, su rastro y su registro se convierten en la obra, en el objeto de contemplación. Históricamente un antecedente de esto es el velo de la Verónica, que guarda el estampado del rostro de Jesús para ser contemplado, donde a través del index queda el indicio de que “estuvo aquí”, es este el paralelo relacional que se entrecruza con la vida y la huella de los doce vagabundos que estamparon su cara sobre los paños. “Recordemos que el velo de la Verónica (o si se prefiere, para ser más histórico, el Santo Sudario de Turín) puede ser considerado, son su impresión en negativo, con su efecto cautivante de realismo, con su valor de reliquia y de fetiche, como una especie de prototipo de fotografía. Una imagen obtenida por la impregnación directa del modelo sobre el soporte, sin ninguna intervención de la mano en la aparición de la representación.” (Phillippe Dubois, De la verosimilitud al index. 1994)

Dentro de los referentes que ayudan a reconstruir esta obra a partir de la huella, se puede mencionar “Untitled”” (1991) de Feliz González Torres, Ives Klein con su “Antropometría”(1960), y Diamela Eltit, que en su video- performance “Zonas de dolor III” besa a un vagabundo durante tres minutos.

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